Las redes sociales han transformado nuestra forma de interactuar, pero también han dado lugar a una creciente preocupación por su impacto en la salud mental. El uso excesivo de plataformas como Instagram, Facebook, TikTok y Twitter puede generar ansiedad, depresión y una constante necesidad de validación. La comparación social, una de las principales consecuencias de estar siempre conectado, está afectando especialmente a los jóvenes.
La imagen idealizada de la vida de los demás, que vemos a través de fotos y publicaciones filtradas, puede hacernos sentir que nuestra vida no es tan “perfecta” o exitosa como la de otros. Esta comparación constante, junto con la presión de estar siempre conectado, puede aumentar los niveles de estrés y contribuir a trastornos de ansiedad y depresión.