A través de actividades, oraciones, símbolos y gestos compartidos, se ha recordado que la confianza no es únicamente un sentimiento, sino una decisión transformadora que impulsa a creer en uno mismo, en los demás y en Dios.
En cada centro, el mensaje ha sido claro: abrir la puerta del corazón, del hogar y de nuestras casas salesianas para que sean espacios donde cada persona se sienta acogida, escuchada y acompañada.